El lobo de páramo que fue hallado el pasado 29 de julio del 2018 en una vía de Pimampiro (Imbabura) con su cola mutilada por la creencia de que es un amuleto de buena suerte fue sacrificado este 2 de agosto del 2018. Esto luego de que exámenes médicos confirmaran que el ejemplar padecía distemper canino (moquillo).
Así lo indicó a EL COMERCIO Shady Heredia, veterinaria del Zoológico de Quito en Guayllabamba, entidad que recibió al lobo el pasado lunes 30 de julio.
Al llegar al lugar, los especialistas se percataron de que tenía problemas respiratorios, estaba agitado, con hipotermia y dolor. Además presentaba espasmos musculares que dieron a los veterinarios la idea de que podía tratarse de distemper canino.
La tarde de ayer (1 de agosto del 2018) Heredia confirmó que los exámenes de esta enfermedad dieron positivo y que sería sacrificado.
“Lastimosamente confirmamos con los exámenes y con los signos clínicos que presenta distemper. Es una enfermedad viral contagiada por perros domésticos”, dijo Heredia. La experta presume que el lobo de páramo pudo entrar en contacto con los canes si se lo mantuvo en cautiverio. Otra opción es que se haya contagiado por medio de animales domésticos abandonados en las zonas rurales.
Si bien este era un diagnóstico que los veterinarios ya pudieron observar con los signos clínicos que presentaba el animal cuando ingresó al zoológico, esperaron los resultados de los exámenes médicos para determinar la existencia de la enfermedad.
“No podemos esperar que se recupere ya que está en una fase terminal que es la fase nerviosa”, dijo Heredia. “Es un riesgo también para otros animales que tenemos en el centro y para otros en vida libre”.
La experta explicó que la decisión de realizar una eutanasia al lobo de páramo se debe también a la calidad de vida que este tenía.”No puede comer, no reacciona a estímulos”, dijo.
El distemper canino es una enfermedad altamente contagiosa que alcanza una tasa de mortalidad del 50%. Ataca las vías respiratorias, estómago, intestinos y finalmente el sistema nervioso central de los perros, según el portal VetStreet. En los cánidos es altamente mortal.
Heredia hace un llamado a la población en general. “La convivencia irresponsable de la fauna urbana es uno de los principales riesgos para la fauna silvestre en la actualidad”, asegura. Esto sucede no solamente porque compiten por alimentos “sino por los riesgos de enfermedades infectocontagiosas que vemos que están afectando a las poblaciones silvestres”.
Animales que nunca han recibido una vacuna contra las enfermedades que los pueden afectar o que son abandonados en zonas rurales “representan un riesgo enorme para la fauna silvestre”, concluye Heredia.
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