El conflicto “gente-fauna” se ha convertido en la mayor amenaza para la conservación del oso andino en el Ecuador. Las viviendas, los cultivos y el ganado, poco a poco, han ido invadiendo el hábitat de estos animales y están poniendo en riesgo su existencia.
Santiago Molina, ecólogo e investigador asociado de la Universidad San Francisco de Quito y de la Fundación Zoológica del Ecuador, explica que los conflictos surgen porque las personas están más cerca del bosque o del páramo y las actividades ganaderas o agrícolas no se desarrollan con el cuidado necesario.
Los osos se ven tentados a entrar a una chacra de maíz o a atacar a una vaca. En otras ocasiones, son una especie “mal culpada”, dice Molina. Cuando el ganado muere por un accidente, por los ataques de perros o porque está en malas condiciones de salud, los osos que están ahí lo perciben, se dirigen a comerlos y después se los culpa de matar a las vacas.
Este problema es más evidente que otras amenazas que tenían los osos en el pasado. Según Molina, antes se capturaba a estos animales “como un trofeo”. Ahora es una caza furtiva, que amenaza a la población junto con el avance de la frontera agrícola. Estos animales son propios de la Cordillera de los Andes y en el Ecuador se los puede encontrar en 14 provincias. Su estado de conservación en la región es vulnerable, de acuerdo con la Lista Roja de especies amenazadas, elaborada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
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