Imbabura: un ecosistema para la fauna

Unas 85 familias indígenas y mestizas de Imbabura y 106 de Carchi aprenden a convivir con el oso de anteojos, puma, lobo de páramo, venado de cola blanca, cóndor y tapir.

 

La relación armónica entre el humano y los animales de la montaña es parte del proyecto Paisajes Vida Silvestre del Ministerio del Ambiente, que se desarrolla en la Sierra norte, desde octubre pasado.

 

Las dos provincias son pioneras en la ejecución de esta iniciativa denominada Implementación de Prácticas Agropecuarias Sostenibles, explica Julio Morán, director del Ministerio del Ambiente.

 

El objetivo de esta iniciativa es mitigar el problema que se genera cuando animales como el oso, que deambula libremente por este hábitat de la cordillera oriental, ingresan a las granjas en donde se cría ganado vacuno.

 

Unos de los participantes es Humberto Cadena, comunero de Ramos Danta, parroquia Sigsipamba, en Pimampiro. El campesino, al igual que sus vecinos, se comprometió a realizar prácticas seguras, como mejorar los pastos en sus predios para que las reses no tengan que salir a buscar el alimento en las zonas altas. Por ahí deambula el oso. También construye cercas seguras y colocar bebederos en las granjas, para que el ganado no sea llevado a las fuentes y quebradas donde puede ser víctimas de los depredadores.

 

Cadena reconoce que la ampliación de la frontera agrícola ha reducido el hábitat del oso, especie que tiene amplios requerimientos de espacio y alimentos. De acuerdo con el biólogo Andrés Laguna, un oso andino recorre un promedio de 10 kilómetros al día.

 

Según los estudios que ha realizado, un ejemplar adulto se moviliza, durante un año, en alrededor de 25 000 hectáreas.

 

En el 2014, en la ‘Provincia de los Lagos’ se empezó a estudiar la población de osos, por iniciativa de la Prefectura de Imbabura. En las cordilleras oriental y occidental se identificaron 60 ejemplares.

 

La presa natural del oso es el tapir de montaña, explica el técnico. Sin embargo, este mamífero, de tamaño similar a un toro, se ha reducido notablemente.

 

Es por ello que el oso lo sustituyó cazando, principalmente, ganado vacuno. Entre noviembre de 2009 y marzo de 2013 se contabilizaron 261 ataques en Carchi e Imbabura. Según Lagunas, el 93% de las víctimas correspondió a vacunos, cuatro a caballares-ovinos y tres a especies silvestres.

 

Esa investigación reveló que la mayoría de granjas afectadas estaban ubicadas en las parroquias de Sigsipamba, Mariano Acosta y Angochagua, de Imbabura, en La Paz, de Carchi. Esa fue la razón para que el proyecto que busca un equilibrio entre los pobladores de este hábitat se concentre en estas localidades.

 

El oso andino tiene una dieta variada. Se alimenta por igual de vegetales, carnes y frutas. Sin embargo, en la Sierra norte también han disminuido las áreas donde florecían achupallas, bromelias y vicundos, que son plantas apetecidas por esta especie.

 

La presencia del oso de anteojos no solo es decorativa. Dora Cuamacás, jefa de Patrimonio Natural de la Prefectura, asegura que es clave para el equilibrio del ecosistema, pues, cuando defeca, va regando las semillas de las achupallas, bromelias y vinculos, con las que se alimentó. Es por eso que en localidades kichwas como los páramos de Angochagua, cantón Ibarra, en Imbabura, se trabaja con la semilla de la achupalla para recuperar algunas áreas donde hay presencia de este úrsido.

 

En la comunidad indígena de Zuleta, las mujeres, que son principalmente las que más se dedican a la ganadería, también están aplicando estrategias para reducir el número de ataques del mamífero a sus animales de granja.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: https://www.elcomercio.com/tendencias/imbabura-ecosistema-fauna-carchi-planeta.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com

Compartir

jfierro